Ayer, tras pasear un rato por el centro de Arroyo, me acerque a comprar un décimo de lotería en la administración de Avda. Constitución, antes de entrar en el local percibí una gran cola de vecinos y a Don Bartolomé Florido, saludando a los transeúntes y animándolos a entrar en el local, tras sortear la cola me dispuse a entrar a comprar un décimo, y cual fue mi sorpresa al encontrarme al mismísimo alcalde Enrique Moya, pertrechado tras una mesita de playa, regalando participaciones de lotería a todo aquel que se acercara a saludarlo. Nada mas verlo volvieron a mí los fantasmas del pasado, recuerdos de aquellos tiempos en los que los señoritos andaluces paseaban a caballo en sus latifundios y obligaban al pueblo a trabajar sus tierras por migajas, aprovechándose del hambre ajena. La estampa me pareció vergonzosa, vergonzosa y patética, no se puede atentar de esta forma tan ruin contra la dignidad de los ciudadanos, intentado canjearse sus simpatías a cambio de una triste papeleta de lotería. Su obligación señor Moya es trabajar por este pueblo, trabajar y trabajar, y olvidarse de una vez de esos tics de señorito andaluz que de vez en cuando le delatan. En cuanto a usted señor Florido, que le puedo decir, lo de Moya es vergonzoso, pero lo suyo es patético, deje ya de escudarse en el político de turno y abandere usted mismo esa idea andaluza de la que presume, déle contenido por si misma y no se apoye mas en políticos que solo buscan utilizarle para hacerse una foto, para cambiar obsequios y regalos por simpatías y votos.
